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viernes, 25 de noviembre de 2011


CONTRA EL CÁNCER

Hoy he escuchado una mala noticia: la Generalitat Valenciana (debía ponerlo con minúsculas porque esta gente es minúscula) ha despedido a 114 científicos del ICPF (Centro de Investigación Príncipe Felipe) y entre los muchos programas de investigación que tenían abiertos, había uno de la lucha contra el cáncer.
Seguro que todos hemos sufrido en mayor o menor medida la enfermed...ad; seguro que todos tenemos personas amadas, personas queridas, madres, padres, amigos, conocidos que han vivido la angustia de un diagnóstico como éste, y ahora…¿Cómo se les explica a estas personas que un grupo de investigadores que luchaban contra el cáncer, ya no lo podrán hacer (al menos en este estrafalario país) y que desde hoy están un poco más abandonados, y por tanto, un poco más vulnerables a esta odiosa enfermedad? ¿Cómo es posible que los políticos no tengan entre sus más absolutas prioridades la educación, el estudio, la investigación? ¿La crisis? Y UNA MIERDAAAAAA.
El problema es que buscan cosechar el éxito a corto plazo para epatar al personal y darse su baño de multitudes y de paso, echarse toneladas de “Loctite” en el culo para que no les puedan arrancar de su mísero sillón de poder.
Hay que llorar: algunos de mis seres queridos, de mis amigos, de la gente a la que amo, han sufrido y han muerto. La puta enfermedad se los ha llevado a destiempo (siempre a destiempo). Los que están luchando en la actualidad, siempre tienen la amenaza de que una revisión salga “torcida” y los que no tenemos la enfermedad y estamos próximos a estas personas queremos que ni un sólo plan de futuro se malogre para ellos, por ellos y para nosotros mismos.
¿Qué se siente cuando un médico te confirma un diagnóstico de cáncer? ¿miedo? ¿rabia? ¿impotencia? ¿culpa? ¿tristeza? ¿todo lo anterior? Y sobre todo, ¿cómo le cambia la vida a una persona con cáncer? Estoy seguro que la extraña madurez que aporta la enfermedad a una persona diagnosticada hace cambiar el mundo, moverlo; el suyo y el de sus allegados y es entonces cuando todas las cosas se ponen en su justo valor…menos el de los politiquillos, su mundo es pequeñito y limitado, como su cerebro…
No me hace falta que pongáis esto en vuestro muro, sólo leedlo y cagaros en la mala estampa de los que nos hacen sufrir.