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martes, 6 de diciembre de 2011

AMOR, CHOCOLATE Y PANELLETS

Decía Ortega y Gasset que el amor es un estado de "imbecilidad transitoria"
Dicen que desde niños elaboramos un mapa mental que nos predestina hacia la búsqueda del amor de nuestra vida. Dicho mapa mental se elabora -consciente e incoscientemente- a partir de las relaciones que se construyen en base a las asociaciones con miembros de su familia, amistades, hechos sucedidos, de tal manera que elaboramos un "mapa mental" que en algún momento de nuestra vida nos conducirá inexorable e irremediablemente al amor.
Hay más: desde hace aproximadamente veinticinco años se sabe que el amor desencadena una sucesión de reacciones bioquímicas que llegan a descontrolar la vida de una persona sin necesidad de pensar en una alteración psicológica; simplemente, el cuerpo humano segrega adrenalina y hace comunicarse a todo el sistema nervioso mandando impulsos y manifestándose físicamente en un aumento de la presión sanguínea, aumento del ritmo cardiaco, liberación de grasas y azúcares y aumento del número del glóbulos rojos.
¿Y por qué digo todo esto? Porque también me interesa saber qué señal es la que nos indica que dicho amor se ha acabado. Vale, os lo voy a decir de una manera simpática: si véis que vuestra pareja tiene un deseo incontenible de comer chocolate, ésa puede ser la señal que encienda la luz de alarma en vuestra relación. Y además tiene una base científica, me explico: antes decía que el amor es un proceso bioquímico que afecta a todo el sistema nervioso autónomo y es que el cerebro en la fase de enamoramiento produce un compuesto orgánico llamado feniletilamina de la familia de las anfetaminas. En cuanto el cerebro recibe este aminoácido éste segrega dopamina y empiezan las locuras del enamorado. Estos compuestos combinados hacen que los enamorados puedan permanecer horas haciendo el amor y noches enteras conversando, sin sensación alguna de cansancio o sueño.
Los médicos Klein y Lebowitz del instituto Psiquiátrico de Nueva York, en un estudio de un grupo de personas aquejadas del "mal de amores" descubrieron que estas personas comían grandes cantidades de chocolate (que contiene feniletilamina) de lo que dedujeron que su adicción respondía a la falta de secreción del cerebro de dicha sustancia y que ante la nula producción propia de la "droga" ingerían como bellacos el delicioso chocolate. 
Total, que amor y chocolate van de la mano: si estás enamorado no te hace falta comer y si no lo estás te pones como una foca.
Para concluir, os pongo unas cuantas frases de amor, que cada cual elija la que más le convenga o elija todas, al fin y al cabo a los enamorados todas les sientan bien.

Si no recuerdas la más ligera locura en que el amor te hizo caer, no has amado.
William Shakespeare (1564-1616).


Ven a dormir conmigo:
no haremos el amor, él nos hará.
Julio Cortázar (1914-1984).


Por qué se me vendrá todo el amor de golpe cuando me siento triste, y te siento lejana ...
Pablo Neruda (1904-1973).


En asuntos de amor los locos son los que tienen más experiencia. De amor no preguntes nunca a los cuerdos; los cuerdos aman cuerdamente, que es como no haber amado nunca.
Jacinto Benavente (1866-1954).


La razón puede advertirnos sobre lo que conviene evitar; sólo el corazón nos dice lo que es preciso hacer.
Joseph Joubert (1754-1824) Ensayista y moralista francés.

Por último una receta de PANELLETS que está para chuparse los dedos (como la cosa va de dulces y además porque me apetece):

- 700 gr. de almendras molidas
- 500 gr. de azucar
- 2 huevos
- 150 gr. de patata o boniato cocido
- Piñones (aunque están a precio de caviar iraní)
- Almendras laminadas

PREPARACIÓN:


Preparamos la masa base para los panellets. Ponemos a hervir los boniatos o las patatas, cuando estén tiernos, los ponemos en un bol y los chafamos.

En el bol añadimos la almendra molida, el azúcar y los huevos. Lo mezclamos todo hasta conseguir una pasta homogénea.

Guardamos la masa en la nevera y los dejamos reposar un mínimo de 6 horas.

Precalentamos el horno a 180º C.

Después hacemos formas con la masa del tamaño de una nuez aproximadamente y las hacemos rodar sobre piñones o almendra troceada o laminada, para cubrir toda la parte exterior del dulce.
Batimos un huevo y con la ayuda de un pincel de cocina pintamos cada uno de los panellets, que iremos colocando sobre la bandeja del horno, que habremos cubierto antes con papel para hornear.
Colocamos la bandeja en la parte central del horno y cocemos durante 10, pasado este tiempo encendemos el gratinador también y dejamos que se doren durante 5 minutos más o hasta que los panellets estén dorados, pero vigilando que no se tuesten demasiado.