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sábado, 5 de mayo de 2012

DEBEMOS CONDENAR Y CONDENAMOS A...

M.T.V. escuchó la sentencia con tristeza: su tiempo, su edad, sus sueños, su pasado y, sobre todo, su futuro quedaban en una especie de suspense de novela negra barata.
Se preguntaba qué pasaría cuando saliera de la cárcel: ¿Estarían las cosas donde estaban? ¿Estarían los sentimientos intactos? Era mucho tiempo encerrado, ¿mucho?, depende...
Él sabía cómo entraba en esa cárcel, sabía que la sentencia que había fallado La Vida era más fuerte que los barrotes tras los que iba a estar -"Debemos condenar y condenamos al procesado M.T.V. a la pena de cinco años y un día, sentencia que cumplirá íntegra en la cárcel de su alma"-.
Se preguntaba cómo sería su vida en esa prisión en los próximos cinco años. ¿Con qué otros presos tendría que convivir? ¿De qué manera podría decir a su amada que la llevaba en cada segundo, en cada instante en su corazón?
Y así empezó su andadura por un camino que no podía haber imaginado ni en sus peores pesadillas. A la frialdad del recinto se unió la intrascendencia de su vida, al aislamiento del mundo, al olvido de una sociedad.
Aunque todos los funcionarios se esforzaban en devolver algo de dignidad a las almas allí encerradas, la realidad se imponía y las paredes no sólo contenían las ansias de libertad, no sólo atrapaban los cuerpos, sino que trataban de reeducar las conciencias de las almas ¿Qué delito había cometido?: pregunta equivocada, la pregunta debía ser la siguiente: ¿Qué no hiciste en tu vida?...

- Pero por eso no me pueden condenar.
- Nosotros, La Vida, no tenemos capacidad para castigar tu delito, eres tú quien te has condenado.
- ¿Entonces?
- Has sido tú quien ha elegido tu condena ¿Todavía no sabes qué dejaste de hacer?
- Un momento...yo sólo cometí el delito de amar hasta hacerme daño.
- Pero no lo hiciste...
- ¿Pero el qué dejé de hacer?
- Decirle mil veces mil que la amabas
- Pero... si ella lo sabía, lo tenía que leer en mis ojos, además se lo decía, aunque... ahora que lo pienso, creo que daba por sentado demasiadas cosas.
- Ese era tu problema, pensabas, pensabas y volvías a pensar, pero nunca compartiste tus miedos y tus sentimientos.
- A veces me sentía ridículo...
- ¿Por qué?
- Porque creía que aunque estábamos enamorados, pertenecíamos a mundos distintos. Hoy sé que, efectivamente, pertenecíamos a mundos distintos y que este hecho, sin embargo, no tiene absolutamente ninguna importancia cuando se está hablando de amor. El amor iguala (como la muerte), y nos da la verdadera dimensión de nosotros mismos, el amor nos indica que somos personas maravillosas y que nos trasciende con sueños, proyectos, futuro...pero sobre todo con la sublimación del sentimiento del amor, hasta llegar a convertirlo en la Necesidad Vital, en una necesidad vital como es alimentarte, en realidad, el agua que calmará tu sed eternamente...
- Nosotros, La Vida, seguimos sin entenderte...
- Créame, necesito huir de mí mismo para ser yo mismo.
- Explícate.
- Mi yo actual está aquí y quiere salir de mí. Yo soy uno, pero estamos involucrados dos entes, dos seres en uno: el que tiene que marcharse y el que tiene que permanecer. No es fácil pues el que tiene que quedar en realidad, es la esencia del segundo y aquél no existiría si no hubiera nacido el primero. Lo terrorífico es que, en esencia somos lo mismo y entonces me tengo que preguntar si no se volverá a repetir la historia...
- Si te ocurriera una tercera vez no sobrevivirías, además tú eres una evolución de ti mismo, ¿no te das cuenta?
- Por eso esta condena me mata.
- Estamos en la obligación de decirte que vemos tu alma limpia, que tu mirada no puede engañar a nadie, que lo que sientes es lo que sentiste. Sigues siendo el mismo y sigues sintiendo lo mismo, aunque desgraciadamente para ti la condena de tu alma la tendrás que cumplir. Pero queremos darte una esperanza cierta, las condenas del alma y el corazón una vez cumplidas, devuelven el tiempo perdido en forma de un amor inextinguible, inigualable e inimaginable para el resto de los mortales. Te darás cuenta que tu sentimiento (que ahora no escondes) se ha transformado y ha superado el miedo. Te darás cuenta que las cosas que no dijiste se han transformado en palabras dichas, en hechos tan espirituales que tu amada los leerá en tus ojos antes que pronuncies una sóla sílaba, pero tienes que unir las sílabas y pronunciar todas y cada una de las palabras que te van a salir del corazón. Te darás cuenta que, ahora sí, tienes el valor necesario para hacer caso a tu corazón. Te darás cuenta que las lágrimas que derramarás son el líquido que os harán viajar a lo más profundo del amor. Te darás cuenta que ni una sola caricia es innecesaria. Te darás cuenta que por cada beso, se te devolverá otro mayor.
No lo dudes, está esperando por ti, y esta vez nada la detendrá. Por eso tienes que cumplir condena.
- A veces pienso que ella no me cree...
- Si La Vida te cree, ella te creerá, sólo necesitas hacerlo realidad y todas las dudas se despejarán. No tendrás que violentar el tiempo, el tiempo no se detiene más que en estaciones sin trenes que no tienen destino. Vuestro tren salió hace mucho tiempo, pero siempre habéis viajado juntos: unas veces en el mismo compartimento y otras en distintas partes del tren, pero lo verdaderamente importante es que teneis el mismo destino. Ningún tren del Noroeste se ha perdido, sólo habéis tardado un poco en encontraros...
- ¿Qué puedo hacer mientras tanto?
- Lo que estás haciendo, amar sin límites.
- Pero no se lo puedo demostrar estando encerrado aquí.
- ¡Pero si ya lo estás haciendo! Vale, te enseñaré un pequeño truco: todas las mañanas, todas, dirigirás tu mirada al cielo en dirección adonde tienen guardado tu corazón y todos los días a medianoche mirarás la luna fijamente. Al principio te parecerá una tontería, incluso algo pueril, pero con el tiempo crearás una conexión invisible pero tangible de sentimientos que fluirán y os harán sentir recíprocamente la presencia de uno en el otro. En ese momento no existirán cárceles del alma, serás libre y volarás hacia un mar lleno de sensaciones.

M.T.V. se despertó agitadamente, las voces amplificadas por un altavoz interrumpieron un sueño esperanzador. Se levantó y se dirigió con pasos perdidos hacia una junta de evaluación que le iba a diagnosticar su vida: abogados, criminalistas, psicólogos.
Lo cierto es que no escuchó/entendió qué era lo que pretendían y esperaban de él. Pero algo sí escucho, el tiempo se podía acelerar. Era una buena noticia, pero ¿cómo?, el tiempo se puede hacer relativamente corto o relativamente largo ¿Qué receta tenían para lograr este prodigio? Más tarde lo sabría.
Mientras tanto, los días pasaban y la lucha interior no cesaba: la angustia combatía contra el fracaso y el daño interior se manifestaba en forma de dolor contínuo en un alma herida y privada de la libertad y el amor que necesitaba.
Tumbado y con la mirada perdida, empezó a recordar el sueño y el truco de La Vida: mirar la luna a medianoche. Lo hizo y una corriente eléctrica recorrió su cuerpo: era como si sintiera la presencia incuestionable de un cuerpo físico. Pero lo más perturbador es que tenía la extraña sensación de oler su fragancia ¿Sería verdad que se establecían conexiones invisibles? Al día siguiente repitió y cada vez la conexión se hacía más y más fuerte. Llegó a un punto donde la necesidad de mirar al cielo se convirtió en una necesidad vital; esperaba con ansiedad que llegara la noche para que su espíritu volara libremente hacia los brazos de su amada y ella lo recibía con la ternura y el amor que sólo pueden desprender los seres tocados por la belleza de su corazón.
Todas las noches, una vez que se despedía, volvía a dormir con la esperanza de soñar con La Vida y que ésta le respondiera a todas sus dudas. Una noche se manifestó el sueño:

- Veo que has seguido nuestro consejo, miras todas las noches a la luna, ¿te sientes más aliviado?
- Sí, pero no es suficiente, cada noche paso del alivio a una necesidad creciente de volver a reunirme con ella.
- Recuerda que la única manera de acelerar el tiempo es empezando a construir tu futuro desde ahora mismo.
- ¿Cómo hago eso?
- Aprende a escribir palabras bellas, aprende sonetos, aprende a escribir poesías, aprende por aprender.
- ¿Dónde?
- Aquí mismo, pregunta por Héctor...él te enseñará
- El nombre me suena a tragedia griega, a fracaso, a muerte...
- Precisamente, él se echó la carga de la culpa a sus espaldas y murió defendiendo lo indefendible. Príamo tuvo que suplicar a Aquiles que le delvolviera el cadáver de su hijo y hasta que no fue incinerado no tuvo descanso ni paz. Nuestro Héctor tiene alguna similitud porque ha asumido la responsabilidad de devolveros tiempo y dignidad, con él descubrirás quién eres realmente.

Entró en un áula y al fondo reconoció a su profesor. Las paredes estaban llenas de palabras en multitud de idiomas. Las mesas formaban una "U" y en el centro estaba Héctor acompañado por sus alumnos en los laterales de dichas mesas. Las mesas estaban llenas de papeles rellenos a lápiz; las ortografías variaban de formas infantiles hasta otras muchísimo más elaboradas e incluso de formas bellas.
La mezcla de razas no era ningún obstáculo para Héctor; al fin y al cabo, la belleza de los significantes y los significados era lo suyo y todos podían sacar a la luz la parte de su alma que alguna vez olvidaron en algún rincón de su vida.
Se sentó y lo primero que le preguntó Héctor -aunque ya lo sabía- es qué delito había cometido. M.T.V. respondió que su delito fue "no hacer nada". Héctor le miró y le dijo "qué crees que vas a sacar de estas clases"..."Necesito saber expresar mi amor".

- ¿Cuánto estás dispuesto a dar? -dijo Héctor
- No tengo nada - respondió M.T.V.
- No me refería a lo material, en cuanto has entrado aquí, en esta cárcel, en ese mismo instante, has perdido todo. Me refería a ¿cúanto estás dispuesto a dar de ti mismo?
- ¿Me creería si le dijera que estoy dispuesto a darlo todo?
- Yo sí te creo, lo que hace falta es que creas en ti mismo, ¿crees en ti mismo?
- Hasta hace muy poco consideraba que mi vida había entrado en una fase de autodestrucción. Nada tenía sentido y todo me parecía vacío, incluyéndome yo mismo. Mis recuerdos me atormentaban y mi memoria
-intacta- sólo me proyectaba la imagen de un adiós. No sé si hubiera podido evitar ese adiós, pero no lo intenté y eso me mata. Ahora sé que ella sufrió por mi culpa y eso no me lo puedo perdonar. Usted me pregunta si creo en mí mismo, le debo responder con un sí. Creo en mí mismo porque mis errores me han llevado a mis aciertos, mi indiferencia al interés, el vacío a la plenitud. Sé que no tengo nada, sólo sé que soy yo mismo.
- Lo celebro, ahora sí estás preparado para afrontar tu gran reto: amar hasta la extenuación, hasta el éxtasis, más allá de las estrellas y más allá de los hombres. Pero además serás -aunque creo que ya lo eres- generoso y no esperarás nada a cambio, porque en realidad recibirás todo.

¿Cuánto más debo esperar?
- Lo sabrás enseguida, de la misma forma que el amor que sientes te traspasa el corazón como un vendaval, la espera te traerá la libertad con una luz cegadora.

Y el tiempo pasó, La Vida dejaba en libertad a un soñador que por fin vio materializado su sueño. Las palabras se amontonaban en su cabeza y todas querían salir de golpe. La belleza estaba intacta, el alma fortalecida, el corazón daba órdenes coherentes a la razón y su amada, siempre su amada, esperaba sin lágrimas en los ojos, porque ya no había esperas, no había distancia, sólo amor...
Las puertas se abrieron y un haz de luz cegador inundó todo el espacio, había llegado la libertad.